El viejo Siset me hablaba al amanecer, en el portal, mientras esperábamos la salida del sol y veíamos pasar los carros. Siset, ¿no ves la estaca a la que estamos todos atados? ¡Si no conseguimos deshacernos de ella no podremos avanzar! «Si tiramos todos, ella caerá, ya no puede durar mucho tiempo, seguro que cae, cae, cae, muy podrida debe de estar». «Si yo tiro fuerte por aquí y tú tiras fuerte por allá, seguro que cae, cae, cae, y podremos liberarnos». Pero, Siset, hace ya tanto tiempo, las manos se me están desollando, y cuando las fuerzas se me van, ella se hace más y más grande.
Ya sé que está podrida, pero, Siset, pesa tanto, que a veces me abandonan las fuerzas. Repíteme tu canción: «Si tiramos todos, ella caerá, ya no puede durar mucho tiempo, seguro que cae, cae, cae, muy podrida debe de estar». «Si yo tiro fuerte por aquí y tú tiras fuerte por allá, seguro que cae, cae, cae, y podremos liberarnos».